Con los años, ha sacado su negocio adelante. Cruz Olivo hace 15 años decidió tener su propio negocio y lo logró.

En un inicio, montó su puesto de venta de pollos, pero con el tiempo y la confiabilidad de sus clientes, decidió vender comidas criollas.

En una esquina de calle 15, Pueblo Nuevo, está la fonda El Faro, que goza del renombre y aval de sus clientes.

Su secreto siempre ha sido la buena calidad y la frescura de sus comidas.

De este pequeño negocio, dependen cuatro familias adicionales a las de Cruz.

En horas de la mañana, cuando el desayuno está en pleno apogeo, las personas llenan el lugar, de igual forma a la hora del almuerzo. Su clientela es casi la misma, pero por estar en un lugar céntrico y transitado siempre llegan algunos nuevos, que son cautivados por el olor y el sabor de las comidas. Son más de 15 libras de arroz que hace para el almuerzo.

No teme al posible aumento del arroz, porque sabe que sus clientes son conscientes del constante aumento del costo de la vida.

Lo más difícil para él es estar en un área de servidumbre, pese a que desde el inicio obtuvo el visto bueno de la Junta Comunal de Pueblo Nuevo, y la envidia de las personas que no quieren que su fonda progrese.

Su meta es convertirla en un restaurante.

ESFUERZO

Cruz no descansa ni un momento. Se levanta a las 4 a.m. para planear lo que cocinará y termina la faena a las 7 p.m.