Francisco Herrera y Eugenio Segura sobrevivieron al ataque por un perro Pittbull, que corría desesperado por las calles de Colón.
Herrera, guardia de seguridad, custodiaba la Mezquita en la calle 4 Meléndez, cuando el perro lo atacó y se le lanzó al rostro. El animal le mordió el párpado, la cabeza y la nariz. Herrera recibió sutura de 5 puntos en el párpado. El perro trató de herir a otros, por lo que recibió un balazo por un policía que pasaba por el lugar.
De igual forma, Eugenio Segura, quien trabaja en Mantenimiento en el Instituto Rufo Garay, en otro punto en la calle 3 Portobelo, se acercó para recoger unos tanques cuando la perra (madre del primero) lo atacó en la pierna y en el brazo. Segura tuvo que recibir suturas de 9 puntos.
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