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ENTRE NOS
Las "maxis"

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA

No puedo quejarme de mi vida, pero a veces ésta suele ser cruel.

Tengo la manía de guardar algunas prendas de vestir que me recuerdan momentos especiales de mi juventud.

Así, tengo dos "maxis" de cuando fui dama de quinceaños, una maxi de cuando fui dama de un matrimonio, y otra que usé en el baile de graduación de sexto año.

¡Ah!, qué tiempos aquellos. Yo pesaba 80 libras menos. Tiendo a no hacer referencia a los años que han pasado, sino a las libras que he acumulado.

Cuando les enseño a mis hijos esos vestidos hermosos, no pueden creer que alguna vez su madre cupo en uno de ellos.

La verdad es que si me diera por rebajar decenas de libras, podría volver a usarlos, pues como la moda regresa, parecen haber sido confeccionados apenas ayer.

Hace unos días fui a la casa de mis padres en Penonomé y no pude resistir abrir el clóset y sacarlas. Tomé una y podía meter una de mis piernas, pero la otra no. Traté de medirme otra y metí la cabeza, pero del hombro no pasó.

¿Será que no le bajé el ziper?, me pregunté aún con la esperanza de que al menos pudiera entrar en ella. No. El ziper estaba hasta abajo.

Ni modo, desistí de la idea en medio de las carcajadas de mis hijos.

Después, tuve la osadía de mirarme detenidamente al espejo y comencé a verme arrugas que no había descubierto. Ese espejo de la vieja cómoda de mi mamá es más cruel que el que tengo en mi cuarto. Allí no me veo tan arrugada.

Bueno, no me quedó más remedio que consolarme con una de esas cadenas con mensajes positivos que me envían mis amigos, y que a veces leo, pero nunca paso. Esa tenía un mensaje de Mafalda: La mujer acumula tanto conocimiento a lo largo de su vida, que se le baja al cuerpo, porque no le cabe en la cabeza. Por eso las libras de más.

Por lo pronto, me olvidaré de mis preciadas "maxis" mientras acumulo fuerza de voluntad para no volver a abrir ese clóset.





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