
Frank Lampard, uno de los sobrevivientes de la final perdida en Moscú
Frank Lampard, uno de los sobrevivientes de la final perdida en Moscú
Frank Lampard, uno de los sobrevivientes de la final perdida en Moscú
Bastian Schweinsteiger, pilar en el centro del campo del equipo alemán
Frank Lampard, uno de los sobrevivientes de la final perdida en Moscú
Bastian Schweinsteiger, pilar en el centro del campo del equipo alemán
Frank Lampard, uno de los sobrevivientes de la final perdida en Moscú
Bastian Schweinsteiger, pilar en el centro del campo del equipo alemán
Frank Lampard, uno de los sobrevivientes de la final perdida en Moscú
Bastian Schweinsteiger, pilar en el centro del campo del equipo alemán
Frank Lampard, uno de los sobrevivientes de la final perdida en Moscú
Bastian Schweinsteiger, pilar en el centro del campo del equipo alemán
Alemania/ Bayern Múnich y Chelsea plantearon ayer la final de la Liga de Campeones como una revancha casi personal, por muchas razones.
Pero poco o nada dejaron entrever de sus estrategias para el partido de hoy (1:45 p.m.). Mientras el técnico alemán Jupp Heynckes apeló a una mezcla entre frialdad y fórmulas para desactivar a jugadores como Didier Drogba, su colega Roberto Di Matteo escondió cualquier pista y dijo que no decidirá la alineación hasta unas horas antes del encuentro.
"Era un sueño llegar a la final en nuestro propio estadio'', dijo el capitán del Bayern, Philipp Lahm. ``Conocemos el estadio, estamos en casa, tenemos el hambre y las ganas y queremos ganar''.
``Moscú no fue un trauma, pero nos da más determinación para ganar'', afirmó por su parte el mediocampista del Chelsea, Frank Lampard, uno de los nueve miembros de la actual plantilla del Chelsea que disputó aquella final. ``Nos ha costado volver. Nadie hubiera pensado hace tres meses que estaríamos aquí''.
La victoria daría al Bayern su quinta corona continental, después de una sequía europea de 11 años, y vengaría la derrota de hace dos años por 2-0 frente al Ínter de Milán en la final de Madrid.
Mientras, para el Chelsea sería su primera Copa de Europa y la culminación del sueño del magnate ruso Roman Abramovich de inscribir el nombre del conjunto inglés en la aristocracia del fútbol europeo.
Heynckes, que ya ganó el título con Real Madrid en 1998, aseguró que es vital tener la cabeza fría, controlar el ritmo del partido, mantener la portería en cero y encontrar la forma de desactivar la peligrosa ofensiva rival.