Siendo un crío se inició en el mundo de las drogas y pandillas por la falta de comunicación y las malas compañías.

"Cuando comencé agarrábamos a las personas a golpes para quitarle lo suyo y cegados por el diablo no creíamos en nadie", manifestó Carlos (nombre ficticio) de este expandillero que hoy cuenta su experiencia.

De su grupo de amigos fue que surgió El Pentágono, una de las bandas más peligrosas y reconocidas del barrio de Santa Ana, según el propio Carlos.

Cansado de estar preso en todos los cuarteles de policía, de vivir escondido por miedo a que los "chacales" lo encontraran, cambió su pistola por una Biblia.

Gracias a la sierva Aracellys, el pastor Herminio Rivera, este joven y otro grupo de expandilleros han encontrado una nueva oportunidad en la sociedad.

Es así como el pasado viernes realizaron un sociodrama en la Pedro Obarrio, que trata sobre lo que viven diariamente en los barrios.

El mensaje que se llevó es que no deben esperar que el Gobierno se los dé todo, pues la comunidad debe aportar su granito de arena en la solución de los problemas.

Ahora, estos jóvenes caminan tranquilos por el barrio, los que antes le temían y les piden la palabra de Dios.