¡Huye! ¡Huye! ¡Huye, "Verdugo", porque "La Araña" te va a cazar!
No es que sea una canción de infancia ni nada por el estilo. Lo anterior fue lo que se vivió anoche en el Centro de Convenciones ATLAPA, en la tercera defensa exitosa del panameño Roberto "La Araña" Vásquez, de su título Mini Mosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
Sí, aquel boxeador que le llaman "El Verdugo", el venezolano Nohel Arambulet, le quedó grande su apodo, porque se la pasó huyendo los 12 asaltos que duró el combate.
Los jueces del pleito, el colombiano Uriel Aguilera (119 -108); el nicaragüense Enrique Portocarrero (117 - 110) y el puertorriqueño Nelson Vásquez (120 - 107) votaron todos a favor de "La Araña".
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Mucho respeto se respiró arriba del ensogado desde el mismo primer asalto. Cuadrado a la guardia zurda, Vásquez esperaba alguna acción por parte de Arambulet. Fue un asalto de mucho estudio, en el que Arambulet se mantuvo bailando en las puntas de sus zapatillas.
En el segundo capítulo fue la misma tónica, pero esta vez con un poquito más de presión por parte del gladiador de casa, que trataba de recortar el cuadrilátero. Arambulet seguía huyendo como una presa asustada, porque al parecer sabía del poder de los puños de su rival.
OLOR A CLOROFORMO
Y así fue, como en un abrir y cerrar de ojos, cayó ese derechazo mortal. Era el tercer asalto y aquel boxeador que apodaban "El Verdugo" estaba en la lona esperando el conteo del árbitro norteamericano, Steve Smogger. De seguro que Arambulet sintió que lo había atropellado un tren, y es que sus ojos estaban en el espacio.
Inmediatamente "La Araña" saltó, como impulsado por un resorte, a cazar a su presa.
Era un ataque endemoniado, que volvió loco a los miles de fanáticos que estaban en el ATLAPA. Sólo la campana podía salvar a Arambulet y así sucedió... el tañido de la campana estremeció el ATLAPA.
La presa estaba herida... herida de muerte. El cazador, una "Araña" que parecía más un boxeador de la categoría Súper Pluma (130 libras), sabía que era cuestión de tiempo para que sus brazos se levantaran hacia el cielo en señal de victoria.
El dominio era claro. Cuarto, quinto y sexto rounds se inclinaron hacia el lado de Vásquez. Por su parte, el venezolano sólo se limitaba a huir como un conejo asustado en busca de su madriguera.
¡COBARDE!
Era tanto el miedo que tenía Arambulet, que cuando sentía la presión de "La Araña" saltaba a correr, porque veía a la misma muerte que se lo iba a llevar.
Arambulet nunca representó peligro para el panameño. La cruda realidad es que fue un cobarde, que los dos títulos de las 105 libras que una vez logró, le quedaron demasiado grande.
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