Un niño negro contemplaba extasiado el vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días atrás, por lo tanto no era una persona conocida....
En pocos días, la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor, ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes.
En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los potenciales pequeños clientes, miró cómo el globo remontaba vuelo hacia el cielo.
Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco...
Todos ellos remontaron vuelo, al igual que el globo rojo...
El niño negro, sin embargo, miraba fijamente, sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.
Finalmente, decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si soltara usted el globo negro, ¿subiría tan alto como los demás?
El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras este se elevaba hacia lo alto, dijo: "No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro".
Cada persona tiene un potencial que aportar en este mundo. Dios ha puesto en cada uno de nosotros dones y carismas para ponerlos al servicio de la humanidad.
No te sientas inferior por tu color de piel, pues Dios Padre tiene un corazón tan hermoso y tan grande que ama a todas sus criaturas.