La lección

Redacción | DIAaDIA

Muchos nos dejamos llevar por prejuicios... y erramos.Otras veces, somos incautos... y nos quedamos solos.

Y otras, recibimos enseñanzas duraderas. He aquí algunos ejemplos:

Un hombre perdió su hacha y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho exactamente como un ladrón. Observó su forma de hablar -igual a la de un ladrón. Todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable de hurto. Pero luego halló su hacha, y cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes de los de un ladrón.

Cuando somos incautos, nos pasa lo siguiente: Primero vinieron por los comunistas, y yo no alcé mi voz... porque no era comunista. Luego vinieron por los judíos, y yo no alcé mi voz... porque no era judío. Luego vinieron por los católicos, y no alcé mi voz... porque no era católico. Y entonces, vinieron por mí, y para entonces, no quedaba nadie que alzara la voz...

Y a veces recibimos una lección como ésta: Una madre llevó a su hijo ante Mahatma Gandhi e imploró: Por favor, Mahatma, inste a mi hijo a no comer azúcar. Gandhi, después de una pausa, pidió: tráigame a su hijo de aquí a dos semanas.

Dos semanas después, ella volvió con el hijo. Gandhi miró bien profundo en los ojos del muchacho y le dijo: No coma azúcar.

Agradecida, pero perpleja, la mujer preguntó: ¿Por qué me pidió dos semanas? ¡Podía haber dicho lo mismo antes!

Y Gandhi respondió: Hace dos semanas atrás, yo estaba comiendo azúcar.

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