Hay que darle gracias a una fanaticada fiel a su equipo de que el partido de la final de Apertura de ANAPROF no fuese un juego más de la temporada.
El ambiente de la gran final ayer no era el mismo de otros años. A una hora del partido final era fácil contar con el dedo la cantidad de fanáticos.
La gradería del pueblo, la general, estaba abarrotada por los vendedores de cervezas.
Era de esperarse que esto pasara, y por qué, por la improvisación de siempre. El fútbol es tradición, y la tradición dice que el fútbol, más una final, se debe llevar un domingo.
Es tanta la tradición, que el mismo Vaticano y su máxima figura, Juan Pablo II, llegó a hacer un llamado de atención porque los domingos iban más personas al fútbol que a la iglesia. No será esto un mensaje. Tomen nota señores, para que la próxima vez no se repita.
SEGURIDAD AL MAXIMO
Pero no todo era para asustarse, por lo menos la seguridad del estadio estaba buena.
Logramos confirmar que habían 200 unidades de policía distribuidos por todo el estadio.
Por parte de los bomberos, se encontraban en los predios de "El Coloso" de Juan Díaz unas 40 unidades de bomberos; mientras que SINAPROC aportó 35 agentes y, finalmente, para agilizar el tránsito, se apostaban siete policías de Tránsito en las entradas y salidas del estadio.
Pero al mejor cazador se le va la liebre. A pesar de que los medios de comunicación dieron una lista de las cosas que no se podían introducir, se puedo notar a fanáticos con banderas con astas y luces de bengala en las graderías.
INVASION ÁRABE
Es verdad es que donde se mueve el Árabe Unido se mueve su marea azul.
Fueron diez buses repletos de fanáticos los que pusieron el espectáculo ayer en el Rommel.
BOLETOS, POR FAVOR
Como siempre, los panameños todo lo dejan para último. Las boleterías de la piscina Eileen Coparropa, antes del juego estuvieron copadas por fanáticos del Árabe, que querían su entrada para poder apoyar de corazón a su club.
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