Estaba Paralizada. La tarde de ayer no fue una más en Panamá. Desde el mediodía, cientos de personas se dirigieron a los principales puntos de diversión de la capital para disfrutar de un gran partido.

No jugaba la selección ni ningún equipo o deportista panameño estaba defendiendo los colores de la tricolor. Por supuesto, que no. Se jugaba la final de la Liga de Campeones de Europa.

Lo que en otras ciudades latinoamericanas pasa casi desapercibido, aquí se vivió como una verdadera fiesta, en la que el panameño se apropió una vez más de un acontecimiento ajeno.

DíaaDía estuvo presente ayer en Fiesta Casino y la cantidad de fanáticos que asistió fue impresionante. En menos de 40 minutos, cerca de 300 personas, quienes pagaban entre 30 y 50 dólares por mesa, dejaron ver claramente su ansiedad por observar el gran espectáculo del balompié europeo, cosa que no sucede cuando se juega la final del fútbol de la Anaprof, el cual irónicamente dice ser "el fútbol que importa" en Panamá.

AFICIONADOS

Según muchos de los presentes, "la falta de profesionalismo en nuestra liga", es el principal motivo del descontento de la gente con la liga del patio.