
El sueño es de gran importancia por distintos motivos: contribuye con el bienestar físico y emocional, permite renovar energía y es necesario para el adecuado crecimiento de los niños ( as).
Las manifestaciones de la falta de sueño incluyen bajo rendimiento escolar, cansancio en el día, irritabilidad, cambios en el comportamiento y alteraciones en el crecimiento del niño.
Existe una relación directa entre el crecimiento y el sueño, ya que durante las horas de sueño nocturno se secreta la hormona de crecimiento, la cual favorece el crecimiento de los niños. Por consiguiente, si un niño no duerme lo suficiente o lo hace en forma intranquila o interrumpida, estará en desventaja en su crecimiento en relación a los niños que tienen un sueño reparador.
La cantidad de horas de sueño varía de acuerdo a la edad del paciente. En el período de recién nacido es cuando más horas duermen (un promedio de 18 a 20 horas); de uno a seis meses pueden dormir unas 16 horas; de seis meses al año, 12 horas; entre el año y año y medio, unas 12 horas. A los 2 años un promedio de 12 horas; a los 3 años, 11 horas. Hasta esta edad se recomiendan siestas cortas durante el día, aunque eso depende del niño, no existe un número mágico de horas requeridas por todos los niños de un grupo de edad en concreto.