El "susuk", una práctica ancestral de magia negra que consiste en implantar diminutas agujas de oro bajo la piel para realzar el aura, resurge con fuerza entre la clase media indonesa, a pesar de la condena de las autoridades islámicas. Centenares de pacientes de ambos sexos en todo el país acuden a escondidas para que un "dukun" les implante las agujas, conocidas popularmente como "agujas del hechizo".