Oportunidades para quienes quieren aprender. Entre el verdor de la naturaleza, sin puertas, ni candados, en una garita de seguridad, sólo dos policías custodian la entrada del Centro de Rehabilitación El Renacer, donde aproximadamente hay 418 privados de libertad.
Pero a diferencia de otros penales del país, aquí sí se respira un agradable aire a "libertad", que se evidencia a lo largo del camino hacia el edificio de la administración, donde algunos detenidos gozan con sus parejas de una visita "especial", que por méritos y el aval de la dirección del centro, se le otorga a una persona.
Muy cerca, después de pasar por una revisión de rigor, está la entrada a las galerías, donde se encuentran la mayoría de los detenidos y arriba, como centinelas, vigilan dos policías más quién entra y quién sale.
Luis, uno de los detenidos, nos sonríe y comenta: "bienvenidos al resort en medio del paraíso". Él, aunque no en carne propia, sabe la diferencia que hay con otros penales.
Alejados del bullicio del partido de fútbol y al otro lado de la cerca, está otro grupo de detenidos, entre ellos ex fiscales, ex directores e instituciones y detenidos selectos.
La cultura carcelaria en el lugar es otra, algunos se la pasan metidos en los talleres de ebanistería, serigrafía, en el primer ciclo, en la granja de patos y cerdos o en sus "celdas", estudiando a nivel superior por módulos.
DIFERENCIA
Vicente Chillambo, director del Centro El Renacer, explicó que realizan proyectos para organizar a los internos y que ellos mismos busquen los medios para mejor el sistema carcelario, a través del trabajo y la educación.
Eso es algo que trata de hacer Federico Raby, un privado experto en artes plásticas y serigrafía, que brinda cursos "para poder ayudar a los compañeros a que tengan un futuro".
Sabe que aquí se está tratando de cambiar el concepto de las cárceles de estar en hacinamiento, y que no se tiene nada que hacer. Pero esto está suspendido hasta que la Junta Técnica se reúna y seleccione a los participantes. Faltan por nombrar funcionarios que la integran.
Trabaja en el diseño de carretillas, para promover afuera las artesanías que hacen.
Entre lo bueno, los privados saben que hay cosas malas, como es la mora judicial, más de la mitad está en esta condición, y que no se aplica la Ley 28 del dos por uno del año pasado, que se adapta a quienes hacen trabajos comunitarios intra y extra muro.
QUIEREN
Que la cocina tenga mejor presencia. Con un remozamiento, creen que será más fácil tenerla limpia.
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