"Porque la debilidad de nuestra estructura familiar es producto del enorme desempleo que hay en el país, de la informalidad que hay en el empleo (lo que llaman ahora: la flexibilidad en el empleo)".
Marco A. Gandásegui
Cada cierto tiempo, un par de veces por año, me encuentro con algunas amistades y tarde o temprano sale a relucir el tema del por qué el comunismo perdió la guerra fría y el capitalismo aún marcha triunfante por el mundo.
Últimamente, me ha dado por pensar que uno de los factores involucrados, aunque no sé en que nivel de importancia, fue que los capitalistas reclutaron gente con ganas de ser millonarios o millonarios con deseos de convertirse en multimillonarios y el comunismo hizo lo suyo con guerrilleros y en el peor de los casos, burócratas.
El campo de batalla no fue la montaña, fueron las oficinas bursátiles y bancarias. La guerra no fue con fúsiles, fue con dinero y hubo muchos que aceptaron sus treinta monedas de plata y traicionaron a quien le pidieron entregar.
Por ejemplo, la llamada flexibilidad laboral, que entiendo como el libre despido y ajuste salarial a los intereses económicos del empresario, no fue fruto de protestas callejeras fallidas en sus intenciones, sino más bien de matraqueos en los recintos legislativos entre empresarios, gobernantes y dirigentes sindicales vendidos o ingenuamente aferrados a sus discursos desubicados y dogmáticos. Igual las privatizaciones y el consecuente saqueo del estado.
Los capitalistas eligieron el campo de batalla, sus enemigos aceptaron guerrear en él y fueron derrotados. A veces me da por pensar que sólo queda sobrevivir. Guardar en el corazón los valores de la solidaridad y la libertad y transmitirlos a las siguientes generaciones hasta que lleguen tiempos mejores. ¿O se puede hacer algo ante tanta injusticia?
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