La construcción del ferrocarril y del Canal de Panamá marcaron la entrada de los negros en Panamá. (Foto: Jesús Simmons y Carlos McNulty / EPASA)
Jesús Simmons y Carolina Sánchez
| DIAaDIA
Dos sitios que exaltan una cultura.
Pequeño, pero lleno de historia. Así es el Museo Afroantillano, ubicado en el barrio de El Marañón. Fue inaugurado el 22 de diciembre de 1980 como un tributo a los inmigrantes antillanos que llegaron a Panamá para la construcción del ferrocarril y del Canal de Panamá.
Este museo funciona en una casona de madera, donde antes funcionaba la iglesia de la Misión Cristiana que se fundó en 1910.
El museo está divido en cuatro módulos, en los que se refleja el estilo de vida, las viviendas, la educación y las iglesias que para los antillanos era lo primordial.
La ubicación de este museo en un barrio marginado como El Marañón es su mayor problema, pues los "piedreros" han robado varias veces en las instalaciones, a tal punto que se llevaron el cableado del aire acondicionado, problema que aún padecen.
Al comenzar el recorrido se puede apreciar cuan importante fue la participación de los negros en la construcción del Canal y del ferrocarril, la forma sencilla en que vivían, y para quienes la familia era lo primordial.
EN EL OLVIDO
Mi Pueblito Afroantillano es una plaza que contiene edificaciones de algunas casas afroantillanas que fueron famosas en el país. Tal es el caso de la réplica de la casa Müiller, antes ubicada en la 5 de Mayo, donde hoy se venden artesanías indígenas y no propias de la etnia negra. En una de las tienditas sólo se encontró unas cuantas muñecas que simbolizaban a los negros con pañoletas de colores.
En el lugar, hay otras casas en las que el estilo caribeño resalta, sobre todo, por sus colores llamativos. La réplica de una iglesia evangélica afroantillana, una logia y una reproducción del Museo Afroantillano saltan a la vista. El lugar es utilizado para realizar eventos culturales de toda índole. Sin embargo, está abandonado y hay poca representación afroantillana.
En tanto, con un banjo en la mano (instrumento musical) y entonando música calypso estaba "Chuba", un señor que tiene años de trabajar en el lugar. Cantando música en inglés y tocando el banjo, "Chuba" le da el ambiente caribeño al lugar. En el piso tenía una pequeña caja, donde las personas le tiran monedas. Casi sumergido en su música, "Chuba" cantaba una y otra canción. Cuando se le preguntó cómo había aprendido a tocar, contestó que hace tiempo y que ya ni se acuerda, pero que siempre tocó.
UNA NECESIDAD
Indira Araúz, quien es guía turística y descendiente de la etnia negra, comentó que tienen una lucha para exhibir más artículos de los negros, a fin de que las personas puedan apreciarlos, porque hay pocas cosas. "Me gustaría que resaltaran más mis raíces, afirmó Araúz.
Por otro lado, Irasema de Ahumada, administradora de Mi Pueblito, dijo que en unos días se harán reparaciones en el lugar y que se están reparando las grietas de las piscinas para que vuelvan a tener vida.