Queridos lectores, aquí su amiga Amigdalia como todos los martes, hoy trayéndoles mi humilde opinión después de ver "¿Dónde esta Caperucita?", de Pablo Salas. Hablaré como persona adulta y como niña, pues creo que en las obras infantiles existen dos públicos con diferentes percepciones: los padres y los hijos. Por eso siempre voy con mi hijo de 5 años, Maicol, a ver él cómo reacciona.
COMO NIñA
Disfruté muchísimo los juegos interactivos de la obra. Subí al escenario e hice un trencito con el lobo y la caperucita. Grité hasta más no poder respondiéndole a Loboncio, el lobo, y me divertí muchísimo cuando tiraron una bomba al público que había que tirar de vuelta... qué revolcón tan chévere. Las canciones también me gustaron, melódicas, alegres y bonitas.
COMO PERSONA ADULTA
Me confunde un poco esta versión de Salas, en la que el Lobo malo ya no es malo. Ahora el villano es el leñador, otrora salvador de Caperucita. El requete trillado tema del centro comercial a construirse en medio de un bosque me da la impresión de que Salas se quedó en sus glorias ochenteras y se niega a renovarse. Como adulta no puedo dejar de ver el vestuario. ¡Cielos! El pueblo o cuerpo de baile: ¡de horror y espanto! Unas pobres niñas con pollerones y basquiñas, de esas que usan para ensayar típico, con suéteres blancos de pobre calidad y vinchas muy gallas, dizque de zebra, ratón o ardilla, semejaban "animalitos" del bosque. Una evocación muy mala de las queridas Cucarachita Mandinga o Chiquilinga panameñas que chocaba con el resto de los vestuarios. A ver, si van a hacer las cosas, háganlas bien amigos. El vestuario de la mamá de Caperucita... que Dios nos agarre confesados: Era ES-PAN-TO-SO! Imagino que a la pobre y víctima de Elizabeth Vargas le dará pena ponérselo cada domingo. Unas ruchas de satín azul eléctrico con falda de flores... no, no, no.... abominable! Sería de Salazar o de Choy?
De las actuaciones, esperaba más del lobo, caracterizado por Carlos Quintana (Voz de Casimiro). No sé si estaría cansado, pero le faltaba fuerza. Un maquillaje lindo, imagino hecho por él, pero que no llenaba la energía que necesita un personaje como ese. La caperucita interpretada por una chica que nunca había visto, Janeth Osorio, no me convencía; tenía sonrisa de Miss, algo forzada, y debo confesar que adultos vestidos de niños nunca me han gustado, ni el Chavo del Ocho, menos chicas en minifaldas... Esta caperucita es como una versión de Xuxa para que los papas vean piernas. No way!. Angel Calvo el leñador... ¡ay no!, muy chiquito y sin presencia escénica para ser villano, además que actúa recitando con las manos. Cuando dice "casa" se pone las manos en triángulo en la cabeza y cuando dice "sol", señala hacia arriba: Margarita que linda está la mar... en 3er. grado. A Eli Vargas la prefiero en obras de adultos, especialmente en dramas, pero no está mal su abuelita. Pocos personajes en general.
La sala estaba llena en 3/4 con muchos papás extranjeros que no sé si entendían los regionalismos panameños del nuevo libreto. Les recomiendo se dejen llevar por mi apreciación como niña más que por mis exquisiteces de mamá adulta. Total, los que gozan la obra son nuestros hijos. Estará en cartelera hasta el 13 de junio en el Teatro ABA todos los domingos a las 11:00 a.m. y 1:00 p.m. Teléfono: 260-6316.