Aún no asimila que su familiar ya no estará más con ellos. (Foto: H. GONZÁLEZ, A. MÉNDEZ y E. BARRIOS / EPASA)
Jesús Simmons
| DIAaDIA
Solo quieren justicia. Abatida por el dolor que le causa la pérdida de su hermano Rugier Fernández, el taxista asesinado el pasado sábado en Cabuya de Tocumen, DIAaDIA encontró a Orilis Fernández, en su residencia.
Con mucho dolor recordó que la última vez que lo vio con vida la saludó muy sonriente y le dijo que iba a rodar para sacar la mensualidad de la escuela de su hijo y la letra del carro.
"Dicen que murió desangrado, que estuvo allí y nadie lo pudo ayudar", dijo Orilis y de inmediato rompió en llanto al momento que abrazaba a su pequeña hija.
Este taxista fue asesinado cuando uno de los tres pasajeros que llevaría a La Siesta le disparó para robarle.
DE VERAGUAS A LA CIUDAD CAPITAL
El padre de Rugier abandonó en 1995 su natal Soná, provincia de Veraguas, con sus siete hijos (entre ellos el taxista) y se instaló en la comunidad de Vista Hermosa de La 24 de Diciembre, en busca de un mejor futuro.
Lo que más le duele y le preocupa a Orilis es la situación económica de la esposa de su hermano y de los dos hijos que deja en la orfandad, ya que él era el sustento de su hogar.
Antes de ganarse la vida tirando timón Rugier instalaba baldosas, pero una alergia hizo que dejara ese oficio. Por este motivo sólo tenía unos pocos meses como taxista y soñaba con terminar de pagar su vehículo para comprarse otro. La que también dijo estar cansada de la violencia que hay en Panamá fue Doris Hernández, suegra de Fernández.
Al momento que se bajaba del auto, cuando llegaba a su residencia, manifestó "hasta cuando, mis nietos están muy chiquitos para pasar por esto".
Recalcó que lo único que desean es que los asesinos de su familiar sea atrapado y paguen por lo que hizo. Aunque reconoció que esto no llenará el vacío y el gran dolor que está pasando su familia en estos momentos.