"Nadie sabe, nadie supo, pero fue horrible". En el tiempo que tengo de trabajar en el periodismo de crónica roja o policivas, prefiero decirle yo, se puede contar con los dedos de la mano las veces que en un homicidio alguien sepa "algo".
Y es que, sea en el lugar que fuere, las personas, quienes de inmediato rodean el área para "curiosear" y no paran de hablar entre ellos, solo basta con que le pregunten si saben algo para que de inmediato se alejen y mejor aún que vean un "flash" o una cámara de vídeo, para que se oculten entre ellos, porque no quieren salir en la televisión. Entonces, ¿qué hacen allí?
¿Acaso no tienen nada que hacer? Nos preguntamos tanto los periodistas como las autoridades. Y es que, no importa la hora, ellos nunca faltan y, peor aún, nos tildan a los periodistas de ser "vidajenas" ¡Ja! Ni decir de los niños, por ahí, descalzos, todos sucios y muertos de la risa se las ingenian para ver al famoso muerto. ¿Dónde están sus madres que permiten que sean testigos de la violencia? Ah! Lo olvidaba, ahí están también, de primeras en la fila viendo el "show".
Ellos no se apartan del lugar por ningún motivo; al contrario, llegan más personas cuando se acerca la "lechuza" y solo cuando escuchan el ruido de la puerta cerrar, solo en ese momento cogen rumbo a sus casas, a paso apresurado para que ningún policía les pregunte qué pasó.