En la India, 5 pobres ciegos iban por una calle polvorienta, guiados por un amable caballero de edad madura que todavía tenía buena vista.
A donde llegaban, el anciano les hablaba de las maravillosas cosas que se veían y de lo que ocurría en torno a ellos.
Un día, el anciano les anunció que más adelante en el camino, había un elefante, que es una de las bestias más maravillosas. "Tendréis la oportunidad, no muy frecuente, de palparlo", les dijo.
Los ciegos se acercaron al enorme animal y lo tocaron. Al cabo de un instante, el elefante, irritado, se marchó corriendo, dejándolos en medio del camino.
Entusiasmados con esta experiencia, el que había palpado una pata del elefante, exclamó: ¡Oh, el elefante es una bestia maravillosa, es como un gran árbol, pero
FUERTE COMO UNA ROCA!
No, exclamó el que había palpado la trompa; el elefante es como una gran serpiente que se mueve lentamente hacia atrás y hacia adelante.
¡Imposible! Gritó otro que había palpado la oreja del animal, el elefante es como una gran hoja de árbol, amplia y delgada.
El cuarto, que tocó la cola, decía que era un animal largo y delgado.
El quinto, molesto, les explicó que era como un enorme muro, ya que había palpado al elefante por un costado.
Los cinco ciegos, antes buenos amigos, entraron en violenta discusión sobre la naturaleza verdadera de los elefantes. Por fin, molestos y descorazonados por la ignorancia de los demás, cada uno tomó diferente dirección. Así, la falta de tolerancia había ganado la batalla.
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