Moza, saludos ante todo. Te escribo porque necesito confesar algo a alguien que no me conozca, pues me da vergüenza que se sepa.

Tengo una esposa bella, buena y dos hermosos hijos, un buen trabajo, vivo bien, pero estoy haciendo algo, que en un tiempo critiqué como buen varón que me consideraba.

En realidad, siempre que hablábamos de homosexuales, me burlaba y me mofaba de aquellos hombres que por alguna razón, andan con esos tipos.

Soy vendedor de artículos especiales y en este oficio, se conoce a muchas personas, entre los cuales hay muchos gay.

Sucede que al tener que codearme con estas personas, hubo uno a quien yo le gusté y me propuso ya sabe usted. Al principio me resistí, pues mis prejuicios no me permitían aceptar una relación de esta clase. Pero al final, acepté. Como todo en la vida se sabe aunque se oculte, me la paso pensando qué haré si mi familia llegara a enterarse que tengo relaciones con un gay. Esto me tiene que no duermo y hasta siento que me estoy enfermando. ¿Qué puedo hacer? Arrepentido

CADA QUIEN RECOGE LOS FRUTOS QUE SIEMBRA

Me dices que estás arrepentido, pero no sales de esa relación; eso quiere decir que te gusta. Considero que debiste haber pensado en tu familia y todos los perjuicios que esto te podía ocasionar. Mi consejo es que seas sincero contigo mismo, y analices con quién deseas quedarte, si con tu familia o con tu aventura, porque no tienes idea el trauma que le causarás a tu esposa, si se llega a enterar que la traicionas con un hombre.

Después, toma la decisión a la que hayas llegado, pero no sigas manteniendo esta conducta, porque el día de mañana, no solamente sufrirás tú. Uno en la vida no hace las cosas, porque simplemente, le gustan; es un razonamiento muy equivocado; hay que tener amor propio y querer a los demás. Pienso que debes alejarte un tiempo de tus dos relaciones para que puedas analizar qué es lo que quieres de la vida. Te lo digo, porque no es justo lo que estás haciendo; puedes enfermar a tu esposa, destruirle la vida y acabar por completo con lo que los une: sus hijos. ¡Suerte!