Los feligreses de la Iglesia de San Felipe de Portobelo amanecieron este viernes con dos malas noticias: el marco de madera que adorna al Cristo Crucificado se quemó al caer una vela encendida sobre él y lo peor ocurrió al párroco Antonio Onega, de 67 años, quien fue víctima de los maleantes en su propia casa cural.
A eso de las 2 de la madrugada del viernes, entraron tres sujetos con armas de fuego, que después de maltratar al religioso le robaron más de 2 mil dólares. Los sujetos lo amarraron de pies y manos, mas no conformes, lo golpearon varias veces con la cacha del revólver.
El sacerdote Onega tuvo que ser trasladado de urgencia a la Policlínica de Sabanitas, para que lo suturaron en unas cinco heridas.
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