Una fantástica noche. 11:43 p.m. Salíamos del cumpleaños de Marima (gran amiga). Rey, Andrea y yo nos dirigíamos a nuestros hogares. Nos fuimos en el auto de la mamá de Rey (mi superamigo), el cual estaba a minutos de cumplir un año más de vida al igual que Cotton (otro superamigo).
Como a eso de las 12:01 a.m. la señora Vielka (madre de Rey) se detiene en una estación de gasolina y se baja, le pregunté ¿qué iba a hacer? (para ver si la ayudaba) y ella riéndose me susurró: "voy a darle un beso a alguien". Abrió la puerta donde estaba Rey y le pegó un besote y le dio un fuerte abrazo, las palabras sobraban en ese momento...
Mi amiga Andrea y yo quedamos conmovidos. La bella señora con la que Dios premió a Rey como su madre tocó nuestros corazones con su particular acción.
Atentos, esta historia no acaba aquí...
12:25 a.m. Estábamos frente a la casa de Andrea y la señora Vielka no se movió de allí hasta que le abrieron la puerta. Otra persona la hubiese dejado y se retira, total no era su problema.
Avanzada la noche, como a las 12:47 a.m. una luz roja nos detiene, la calle vacía, un silencio ensordecedor. Yo bostezaba, mi amigo dormía y en ese preciso momento se nos detiene al lado un auto, al volante una bella chica que nos veía como si quisiera decir algo.
Al parecer, mis sospechas eran ciertas. De repente un despliegue de besos golpeaba la ventana del lado de Rey, al grado que la señora Vielka tuvo que bajar los vidrios...
La ráfaga de besos provenía de Fabi (hermana mayor de Rey), quien inundó a Rey con sus besos aéreos de un auto a otro. Fue un momento mágico, interrumpido por el pito de otros autos que anunciaban que la luz había cambiado a verde.
