¡Hola!

Redacción | DIAaDIA

Te levantabas esta mañana, te observaba y esperaba que me hablaras, aunque fuera unas cuantas palabras, preguntando mi opinión o agradeciéndome por algo bueno que te haya sucedido ayer. Pero noté que estabas muy ocupado, buscando la ropa adecuada para ir al trabajo.

Seguía esperando, mientras corrías por la casa arreglándote, supe que habría unos minutos para que te detuvieras y me dijeras "HOLA"; pero estabas ocupado.

Por eso encendí el cielo para ti, lo llené de colores y cantos de pájaros, para ver si así me oías, pero ni siquiera te diste cuenta de esto.

Te observé mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día. Con todas tus actividades, supongo que estabas demasiado ocupado para decirme algo.

De regreso vi tu cansancio y quise rociarte un poco para que el agua se llevara tu estrés. Pensé agradarte para que pensaras en mí, pero enfurecido ofendiste mi nombre, deseaba tanto que me hablaras, aún quedaba mucho tiempo.

Después encendiste el televisor, esperé mientras veías tu programa favorito y cenabas, pero nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.

Te noté cansado y entendí tu silencio, así que opaqué el resplandor del cielo, mas no te dejé a oscuras; lo cambié por un lucero. En verdad fue hermoso, pero no estuviste interesado en verlo.

A la hora de dormir, ya estabas agotado. Caíste en tu cama y de inmediato te dormiste. De todos modos, siempre estoy para ti. Buenas noches, te quiere, Dios.

Ciudad de Panamá 
Copyright © 1995-2006 DIAaDIA-EPASA. Todos los Derechos Reservados