Para siempre

Redacción | DIAaDIA

Dos misioneros americanos fuimos a Rusia para enseñar moral y ética (basado en principios bíblicos) en las escuelas públicas.

Llegamos a un inmenso orfanato. Alrededor de 100 niños y niñas que habían sido abandonados y abusados estaban allí. Se acercaban las fiestas navideñas y los huérfanos escucharon por primera vez la historia tradicional de Navidad.

Terminando la historia, les dimos a los niños tres pedazos de cartulina y tiras para que construyeran un pesebre.

Los huérfanos estaban muy ocupados montando sus pesebres. Parecía ir todo bien hasta que llegué donde el pequeño Misha, de unos 6 años, que ya había terminado su proyecto. Cuando miré en su pesebre, me sorprendió ver dos bebés allí. Pregunté por qué había dos bebés. El pequeño, muy serio, inventó su propio fin de la historia diciendo, “y cuando María colocó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar donde ir. Yo le dije, no tengo mamá y no tengo papá, así que no tengo dónde quedarme. Entonces, Jesús me dijo que me podía quedar con Él. Pero le dije que no podía porque no tenía regalo para darle como habían hecho los demás. Pero pensé que si lo pudiera mantener caliente, eso sería un buen regalo. El me dijo: ese sería el mejor regalo que me hayan dado".

Misha sollozaba cada vez más, y terminó así: "Me metí en el pesebre y, entonces, Jesús me dijo que me podría quedar con Él… para siempre.”

El pequeño huérfano encontró a alguien que no lo abandonaría o lo abusaría, y se quedaría con él… PARA SIEMPRE.

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