Perseverante.
Viajar de Colón a Panamá para entrenar y ganarse un puesto dentro de la tercera selección nacional que verá acción en un mundial, no es cosa fácil. Al contrario, constituye un reto difícil y que requiere sacrificio, dedicación y entrega.
De eso está claramente consciente el multifuncional volante del Árabe Unido de Colón, Armando Enrique Cooper, quien día a día lucha por uno de los 22 boletos disponibles para la máxima cita de la categoría, que se jugará a partir del 30 de junio en Canadá.
El chico que se desempeña como mediocampista izquierdo y derecho, y al mismo tiempo como delantero, es una de las figuras en las cuales el cuerpo técnico que dirige Julio César Dely Valdés, centra sus esperanzas.
SUS INICIOS
Armando cuenta que comenzó a jugar fútbol desde los 8 años en la calle 9, Avenida Amador Guerrero, en Colón, donde se crió los primeros años de su vida.
Más tarde, su padre decidió comprar una casa en la barriada Martin Luther King, ubicada en el distrito de Cativá, y allí comenzó a reforzar sus conocimientos al ser inscrito en la Escuela Blanco y Negro.
Posteriormente, pasó a la Escuela del Milan y después lo hizo en el equipo River Plate, que participó en el Torneo Reserva Sub-19 de la ANAPROF.
Todo este transitar por las diversas escuelas en mención no pasaron en vano, pues Armando comenzó a demostrar con hechos en la cancha, que su amor por el fútbol iba más allá de una simple pasión.
El juvenil mediocampo y delantero dio a conocer pronto sus habilidades en diferentes posiciones, que rápidamente llamó la atención del cuerpo técnico del Árabe Unido, que lo incluyeron primero en el equipo reserva y luego en el de primera división.
Hoy, este colonense, que es el único varón de cinco hijos, sólo persigue "con la ayuda de Dios" hacer las cosas bien para satisfacer al pueblo panameño y de paso, a su querida familia.
ILUSION
Como todo futbolista que sueña, Armando quisiera jugar en el reconocido club español, Barcelona FC.
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