La decisión de vivir en pareja es una de las más importantes; sin embargo, muchas son las decepciones al comprobar que la convivencia no es tan sencilla ni gratificante como esperaban. La prueba de fuego se inicia realmente con la convivencia.

YA VIVIMOS JUNTOS

Al poco tiempo de haber iniciado la convivencia, la mayoría de las parejas empieza a darse cuenta de que vivir de forma cotidiana en un mismo hogar requiere de algo más que ilusiones y buenas intenciones. Es aquí cuando se inicia la etapa de identificarse como pareja, el dejar de lado el tú y el yo para empezar a hablar de "nosotros". Lo principal para crear ese "nosotros" es el desarrollo de la intimidad, que lleva a los dos a mostrarse más abiertamente tal y como cada uno es. La comunicación juega un papel fundamental en esa apertura para convertirse en descubridores y no en juez del otro. De especial importancia es que cada una de las partes afronte con madurez el hecho de que ha dejado de ser hijo o hija de alguien, para empezar a asimilar su responsabilidad como adulto compañero de otra persona.

PROBLEMAS EN EL PARAISO

Para evitar "choques", cada uno debe hablar sobre sus propios hábitos, costumbres y formas de proceder antes de la unión, y establecer acuerdos para regular la nueva forma de vida donde queden definidos temas como los horarios de trabajo, la disposición del tiempo libre y la administración del dinero, entre otros.

ES MEJOR DEJARLO ASI

Equivocado resulta romper una relación sin antes haber intentado, sinceramente, poner remedio a los problemas; al igual que obstinarse en mantenerla contra viento y marea.

COMUNICACION SEXUAL

El lenguaje íntimo de la pareja va más allá de las palabras. Hay que considerar el afecto sexual como algo que se debe aprender. Algunos piensan erróneamente que el hombre siempre tiene que "hacerlo bien a la primera", como si naciera sabiendo, es importante que la mujer guíe al hombre señalándole lo que le agrada o le desagrada, haciendo la relación más satisfactoria.