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El que se pica...

eltitin | DIAaDIA

Según expertos, un presentador de televisión 'debe’ ser aquella persona capaz de improvisar, analizar, entretener, informar, educar y divertir.

Ser presentador de televisión no es nada fácil. No es fácil por que implica muchas veces dar la cara por un producto mediocre o un noticiario carente de las reglas básicas de televisión y ética periodística. Además, son las personas que reciben las críticas por algo que muchas veces escapa de su control.

Hubo un tiempo en que para ser presentador, sobre todo, las mujeres, era casi un requisito haber salido de un concurso de belleza. Los 'casting’ eran solicitados en academias de modelaje, no en universidades. No se evaluaba inteligencia, cultura ni conocimiento de medios. Seleccionaban por belleza aunque se tuviese el cerebro lleno de celulitis. Las cosas fueron cambiando "algo" y así mismo las audiencias exigiendo.

A ese cambio se le suma que de un tiempo a la fecha las "caras" de televisión dejaron de ser intocables para la prensa escrita y radial. Sí, dejaron de ser intocables porque antes era impensable que alguien osara hacer una crítica negativa de un producto noticioso o de alguien que salía en pantalla aunque fuera como reportero. Hoy no es así.

Sí, no es así porque un presentador de televisión es o debe ser un profesional que, preparado, entretiene o informa. Tiene un privilegio, pero, sobre todo, una gran responsabilidad. Se convierte en una figura pública a la que le podemos criticar su trabajo porque salen por frecuencias concedidas que son de todos los panameños.

Yo puedo comprender la molestia de ciertas figuras por las críticas que en los medios escritos o en las radios se les está haciendo. Es comprensible porque quienes los criticamos estamos acá, en la otra acera y lo reitero, salir en televisión no es fácil. El problemas es que muchos de los que hoy tienen ese privilegio, ni están preparados ni quieren prepararse ni les importa y por eso son capaces de decir incoherencias, de presentarnos programas bazofias y hasta prestarse para hacer lo que un profesional de verdad sabe no se hace en televisión.

¿Se ha preguntado usted por qué comunicadores como Diana Arosemena, Mayella Lloyd, Jenia Nenzen, Celiano Fonseca, Lisette Condasín, Víctor Martínez Blanco, Maritza Diez de Morales, Mariana Fábrega, Raúl Eduardo Cedeño, Estela Villa-Real, Karen Chalmers, Manolo Barroso, Julio Miller, Maribel Cuervo de Paredes, Carlos Lee, Bertha de Peláez, Eduardo Frangias, Juan Carlos Tapia, Luz María Noli, Rosita Córdoba, Lucy Molinar, Annette Clement, o Tania Hyman, por mencionar algunos, siguen teniendo presencia y

o buena recordación en la mente de las audiencias? Esto se debe a algo tan sencillo como que ellos demostraron ser más que caras agradables, gente inteligente. Se dedicaron a aprender de televisión, a estudiar, a profesionalizarse, a respetar a su audiencia y a demostrarnos que eran más que caras que "pintaban bien" en televisión.

Salir en pantalla es una responsabilidad grande y sí están expuestos a críticas. Es un espacio donde usted quema su nombre o lo cuida como si fuera un hijo. Siendo así, ¿por qué no prepararse, estudiar y demostrar con hechos que se es un verdadero profesional de la televisión? Buenas referencias sobran y a las pruebas me remito.

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