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Las anécdotas de Abraham
Es un testimonio digno de admirar. (Foto: MILAGROS MURILLO F. / EPASA)

Milagros E. Murillo F. | DIAaDIA

Desde que tenía siete años, Abraham Córdoba sabe lo que es ganarse la vida con el sudor de su frente. Y es que desde esa edad, el joven, quien ahora tiene 29 años, se dedica a limpiar zapatos.

Cuando tenía 21 años, Abraham sufrió un principio de derrame que le impidió trabajar de esto durante siete años, pese a todo, él no se dio por vencido y optó por la venta de huevos de gallina, tortuga y de codorniz.

Hace un año volvió al negocio y ahora limpia zapatos en La Peatonal, lo que alterna con la venta de minutos de celular.

El día de este trabajador empieza a las 3:30 a.m. cuando viaja desde su casa ubicada en Roberto Durán. Allá está de regreso pasadas las 9:00 p.m.

Con una sola mano el joven se las ingenia para hacer el trabajo, y aunque le cuesta un poco, no se deja, le da y vuelve a intentar, hasta que termina y deja los calzados relucientes.

"A mí siempre me ha gustado buscar mi pan, tener mis realitos en el bolsillo", expresó, mientras limpiaba los calzados de un cliente.

Un cajón de madera es donde guarda los betunes, cepillos, además de otros implementos.

Han sido muchos los lugares donde el joven ha trabajado, incluso estuvo un tiempo en el Aeropuerto de Tocumen.

"Hay bastantes cosas para hacer y no estar en la delincuencia. Hay que buscarlo, porque yo también vendí pastillas y rosas, si yo puedo los demás también", expresó.

CUALIDAD

Es un muchacho que a pesar de las adversidades es trabajador, responsable y respetuoso.





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