La vida de los hermanitos Agrazal, residentes en Llano Bonito del Roble de Aguadulce, no ha sido fácil. A sus nueve años han sufrido de una enfermedad que no les permite jugar, correr o saltar como otros pequeños.

Carmen Cecilia Agrazal, madre de los niños, comenta que Carlos Alberto, nació sin ningún problema, pero a los seis meses no podía mover sus piernas, no gateaba, esto le preocupó, por lo que decidió llevarlo al hospital, donde fue atendido por un neurólogo, quien le diagnosticó que sufría de parálisis cerebral.

Al niño le mandaron una Tomografía axial computarizada (CAT, por sus siglas en inglés) en la columna y la cabeza para determinar si realmente padecía de parálisis cerebral u otra enfermedad, pero por falta de recursos no se los pudo realizar.

Actualmente, Carlos Alberto no habla ni camina, sólo sonríe cuando le hablan, cuando le gusta un alimento lo demuestra con su sonrisa.

Su hermano mayor Efraín tiene 12 años, a los 10 meses de nacido le dio una convulsión que le paralizó la parte izquierda de su cuerpo. Él recibe terapia de lenguaje, aprende a leer y escribir en el IPHE.

Esta familia necesita una casa propia y cómoda, ellos viven con los padres de Carmen, los niños duermen en un sólo cuarto que no está repellado, además cuando llueve caen goteras adentro.

La señora Carmen necesita un empleo para poder comprar los medicamentos que necesitan sus hijos, alimentos y para poder llevarlos a sus citas.

El representante de la comunidad, Carlos Barrera, señaló haber ofrecido ayuda económica para la cita de los niños y además ayuda para que la señora Carmen consiga un trabajo.