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El sueño de cuatro quinceañeras
Reina ya sabe tejer sombreros, pero lo que más quiere es poder regresar a la escuela. (Foto: JESÚS SIMMONS /EPASA)

Jesús Simmons | DIAaDIA

En la edad de las ilusiones. En un pequeño cuarto vive Reina Catalina Lorenzo Madrid, de 14 años, en la comunidad de Bella Vista, Cañaveral, en Penonomé, provincia de Coclé.

Dos camas dobles de hierro, una mesa de madera y un pequeño televisor a colores ocupan casi todo el espacio del angosto y alargado cuarto.

En una de las camas duermen los padres de Reina con la más pequeña de la casa, una bebé de un año de edad. En la otra se acomodan Yorlenis Lorenzo, de 16 años, Maibis Degracia, de seis, y Reina.

El poco dinero que entra al hogar es el que se gana Marcos, papá de Reina, tejiendo sobreros 'pintaos' o cuando hace algún "camarón" en un barco tejiendo redes.

El año pasado la niña se matriculó en séptimo grado, pero por el mes de mayo abandonó los estudios, porque en su casa de a milagro había dinero para comer. Ella sueña con retomar los estudios, pero la paupérrima situación en que vive junto a sus padres la aleja cada vez de la escuela, por lo que ve en la confección de sombreros la única opción para salir adelante.

Lo que más anhela en la vida esta jovencita es tener una casa nueva para ver si así la vida de su familia da un giro de 180°. También volver a la escuela y para ello pide la ayuda del Gobierno, pues comprende que solo los estudios la salvarán de la pobreza extrema que la agobia.

SOñADORA

En otro punto de la geografía coclesana, específicamente en El Valle de San Miguel, corregimiento de Toabré, una soñadora niña hace lo imposible para ser alguien en la vida.

Abigaíl Pérez, de 14 años, es esa soñadora quien ha puesto en los estudios toda su esperanza por tener algún día un futuro próspero.

En una casita de madera con piso de tierra, sin energía eléctrica y con agua de pozo, en medio de la montaña, vive Abigaíl junto a su madre y sus seis hermanos.

Dentro de la casa, las necesidades saltan a la vista, unas cuantas camas de tabla que tienen pedazos de cartón por colchones son los únicos muebles que tienen.

La vida que lleva Abigaíl en su casa es tan dura que a veces no hay para comer, por lo que no queda de otra que acostarse a dormir con el estómago vacío.

A pesar de todas las carencias su mamá, María Leticia Martínez, de 43 años, hace todo el esfuerzo para que la niña asista a la escuela todos los días.

Es por eso que la envió a donde una tía en Tambo, Penonomé, para que su hija pueda asistir al IPT Leonila Pinzón, ubicado en Penonomé, donde cursa el noveno grado. Su gran sueño es llegar a ser una ingeniera, sabe que el camino que tiene por delante no es fácil, pero es consciente de que en sus manos está su futuro, el de su madre y sus hermanitos.

ALMA DE GUERRERA

En una guerrera del conocimiento es en lo que se ha convertido Bella Isabel Rodríguez, de 15 años, residente en Boca de Tucué, corregimiento de Toabré, también en Coclé.

Cuando el reloj marca las 4:00 a.m. Bella ya está levantada, pues debe arreglarse para asistir a la Escuela Secundaria Ángel María Herrera, ubicada en el centro de Penonomé.

A las 5:00 a.m. aborda la chiva, pero no es hasta las 6: 30 a.m. cuando el transporte llega a Penonomé. Ese carro de ilusiones recorre una carretera llena de curvas peligrosas y empinadas lomas antes de llegar al centro de Penonomé.

Ese largo viaje lo realiza Bella de lunes a viernes pagando $2.00 diarios, por lo que no le queda nada para merendar. Pero asegura que eso es lo de menos para ella, pues entiende que si quiere ser una persona exitosa debe dar la milla extra.

En su casa, sus padres hacen un esfuerzo sobrehumano por sacar adelante a sus 10 hermanos. Eso la inspira a luchar y soñar con llegar a ser una gran empresaria.

Tres historias diferentes, pero rodeadas de una pobreza extrema que les ha robado la ilusión a estas niñas que lo que más anhelan, ahora que son adolescentes, es tener una fiesta de 15 años.





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