La estrecha relación entre padre e hija se ha convertido en un fenómeno familiar muy común, en donde la niña se convierte en el centro de atención del padre y puede desplazar en ocasiones el afecto de la pareja. Este es un problema que tiene que solucionar la pareja. Esta condición despierta el sentimiento de rivalidad con la madre; la niña puede afianzar esta condición cumpliendo con las cosas que mamá no hace para su pareja, como acompañarlo a ciertos lugares o esperarlo cuando regresa del trabajo. Cuando el apego del padre hacia la niña es un síntoma de problemas en la pareja, es importante tomar conciencia de la dificultad y enfrentarla, afianzar la relación para que la niña se sitúe en el papel de hija de los dos, que pueda tener la ventaja de la cercanía al papá y a la mamá, pues de otra forma no tendría la fuerza y el sostén de la figura materna.