Lo que se le viene encima a los panameños es un reto enorme. Se trata del aumento de la gasolina, que se disfrazó la semana pasada al congelar el precio.
El panameño, que normalmente no ahorra ni cuida sus bienes personales ni mucho menos los comunitarios, tendrá que aprender a usar sólo la energía necesaria, pues la luz y el combustible estarán por las nubes.
Estos son sólo pronósticos, pero no estaría de más tomarlos muy en serio para evitar que nos perdamos dinero en el camino.
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