Aún no he conocido a nadie que le guste hacer exámenes ni mensuales ni bimestrales ni trimestrales. Exámenes son exámenes. En estos momentos, todos los estudiantes de premedia y media están en trimestrales. Lo siento, chicos y chicas. Sé que no son los mejores días de sus vidas, pero son necesarios. Ahora bien, si esperan el último momento para prepararse para ellos, el "dolor de cabeza" es mayor. Aun así, no los miren como si se tratara del fin del mundo, al contrario, cada prueba es una preparación para todas los escollos que se encontrarán en su vida.
Si ahora, que son jóvenes y llenos de vida, todo se les hace fácil, no podrán soportar las pruebas por las que tendrán que pasar en su vida personal, profesional y familiar.
Recuerden que el oro se fragua en el fuego. Tiene que soportar temperaturas altísimas para convertirse en un precioso metal codiciado por todos. Así mismo es el ser humano. Si sabe enfrentar las pruebas con responsabilidad, con sabiduría, con fortaleza y con espíritu de lucha desde joven, su vida no será un lecho de rosas, pero sí le resultará más satisfactorio emprender cualquier reto y tendrá más posibilidades de alcanzar las metas propuestas.
Aquel que pasa por la vida sin esforzarse por nada, sin hacer sacrificios, y esperando que los demás hagan todo por él, será en el futuro un ser sin esencia, sin amor por lo que hace ni por quienes le rodean. Sin embargo, si desde el tiempo de escuela, cuando tiene que prepararse para los exámenes, se toma muy en serio su papel de ser humano responsable, tenaz y organizado, el día de mañana hará estrictamente lo mismo, porque ha adquirido hábitos que le son útiles para cuando tenga que enfrentarse a los retos de su existencia, cuando ya ni la mamá ni el papá ni los abuelos ni los tíos estén allí para decirle qué hacer ni cómo hacerlo.
Por eso son importantes los trimestrales. No son agradables, pero sí necesarios. Piensen en ello y les será más fácil salir bien librados de estas pruebas. ¡Háganlo, ustedes pueden!
