Nunca se tuvo un reproche de la actitud de Julio. Me quedo con Dely Valdés como persona. Nunca me lanzó un reproche por una crítica o un suspenso en las puntuaciones. Siempre mantuvo su disposición para conversar e intercambiar impresiones mientras sonreía con esos dos dientes de oro con las iniciales de sus apellidos.
Pudo acabar su carrera en un país exótico por un montón de dólares y prefirió cumplir su promesa: despedirse en casa. Por ello, Dely Valdés demostró siempre ser un Gran Señor.
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