Al entrar a la casa de Marta, de 33 años, ubicada en la 24 de Diciembre, las necesidades saltan a la vista. En ésta sólo hay dos sillas plásticas y un televisor.
Ella todos los días llora y sufre desesperadamente, por la salud de sus hijos y de su esposo, porque él, al igual que ella y dos de sus seis hijos, son portadores del VIH. Lo que más le duele es que sus pequeños todas las noches duermen en el piso.
UNA HISTORIA TRISTE
Hace cinco años, Oscar Pacheco, esposo de Marta trabajaba recogiendo la basura en la cárcel La Joya, porque pertenece a la Dirección Municipal de Aseo Urbano y Domiciliario (DIMAUD). Un mal día, cuando se encontraba realizando su trabajo, por no tener guantes puestos, se pinchó con una jeringuilla; al siguiente día, se enfermó, pero todo volvió a la normalidad.
UNA MALA PASADA
Después de dos años, se dieron cuenta de que él y sus dos últimos hijos, Joel de 5 años y Celia de 2 estaban contagiados del mortal virus. Su esposa se realizó un examen y también resultó positivo. Marta contó que se siente angustiada, al ver a su esposo y sus hijos en esa condición.
UN REGALO MUY ESPECIAL
A su hijo mayor, de 15 años, le gustaría tener una cama, ya que duerme junto a sus hermanitos en un piso muy frío.
Oscar, actualmente, sigue trabajando en la DIMAUD, pero lo que gana no les alcanza para nada, sólo para probar un plato de comida de vez en cuando.
ESTAN SOLOS
Las familias de esta pareja se encuentran en Darién, viviendo la misma pobreza y necesidades que ellos.
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