
De acuerdo con el pediatra neonatólogo panameño Enrique Ruidíaz, “no hay evidencia científica que confirme que un alimento por sí solo cause TDAH. La base para la nutrición adecuada de un paciente con este trastorno es una alimentación balanceada. Para lograr esto, el individuo debe incluir en su dieta una variedad de todos los grupos alimentarios, incluido el azúcar”.
El especialista agrega que “un excelente complemento a una alimentación balanceada es la actividad física dirigida y supervisada (deportes formales y juegos informales) ya que requiere de ordenación de las ideas, seguir instrucciones, coordinación de la motora gruesa y fina, además de criterio formal para tomar decisiones instantáneas. Por lo tanto, se obliga al sistema nervioso central a acostumbrarse a utilizar patrones constantes y maduros para lograr un buen desempeño en el deporte, generando satisfacción personal por el éxito alcanzado en el mismo, con mejora de la autoestima. Además, la práctica de actividad física genera endorfinas (sustancias químicas que dan la sensación de bienestar y disminuyen la ansiedad), lo cual se traduce en interés por rendir cada vez mejor en esos campos, y esto se traslada a su vida escolar, social y familiar”.