Un tribunal de justicia del norte de Guatemala condenó a 100 años de prisión a cada uno de los cinco campesinos que fueron hallados culpables del secuestro y asesinato, en el 2002, del abogado y sacerdote Antonio Pop.
Según el veredicto, por el delito de secuestro se les impuso a cada uno la pena de prisión de 50 años inconmutables y por el de asesinato, una sentencia similar.
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