Como se esperaba amigos, miles de personas acompañaron este viernes a Rocío Jurado, "La voz de España", en su último recorrido por las calles de Chipiona. Y es que después de un emotivo funeral, celebrado en el santuario de la Virgen de Regla, el féretro con los restos de la artista fue transportado en hombros hasta el cementerio de la localidad, arropado por una multitud que no dejó de ovacionar y aplaudir al cortejo.
En el entierro de esta dama de la canción, sólo los más allegados pudieron acceder al camposanto. Fue una ceremonia muy sencilla, en la que se destacó el esfuerzo y la pasión por la vida que la artista demostró desde niña. Una de las partes en las que el obispo hizo énfasis es que Rocío "fue una mujer que cantó a la vida y se sintió amada". También aseguró que "ella cantaría bien las entradas a las marismas eternas y que seguro cuando abrió el buen pastor le dijo: sígueme".
Pero eso no es todo: El obispo concluyó su sermón refiriéndose a la cantante como 'el faro que nunca dejará de alumbrar'. Pero amigos, por lo que se menciona en los cables, uno de los momentos más emotivos de la ceremonia se vivió cuando el grupo "Los Marismeños" cantó "la salve rociera" ante el féretro, entre los aplausos de los asistentes, lo que provocó de nuevo el llanto desconsolado del esposo de "La Jurado", José Ortega Cano, Rocío Carrasco, su hija, y la familia más cercana. ¡Qué Dios la tenga en la Gloria!
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