Una excepcional mujer. Desde hace 17 años, Diana Calderón tomó la decisión de no dejarse vencer por las circunstancias y empezó a preparar "cocadas", y hasta el día de hoy es su forma de conseguir su sustento diario, el de su madre y de una sobrina.
Diana aprendió a preparar la cocada en su pueblo natal, Penonomé, porque según ella, en el interior se acostumbra a hacer dulces para Semana Santa y como siempre le ayudaba a su madre, nunca olvidó cómo se hacen.
La preparación es sencilla y el secreto del buen sabor y su consistencia está en el tiempo de cocimiento. Diana prepara las cocadas de la siguiente forma: Raya el coco, le echa la miel y luego se pone a cocinar durante una hora; después se pone en una bandeja y se le ponen las pepitas como adorno especial.
Esta humilde mujer sólo trabaja tres días de la semana, porque vive en los Caminos de Omar, en Pacora, lo que significa gastar mucho en pasaje.
Pero además de lo que vende en su puesto, en la antigua sedería El Dragón, cuenta con clientes extranjeros que le hacen pedidos para llevárselos a su país, como dominicanos, colombianos, entre otros.
Diana piensa que para tener éxito en un negocio así, lo más importante es presentar un producto bien hecho y, ante todo, con una buena higiene, porque de este modo se puede conseguir mantener una familia.
Para Diana este trabajo es edificante, porque cada vez que oye a sus clientes y amigos decir que esas son la mejores cocadas de Panamá, siente aún más ganas de seguir haciéndolas, para que más gente pueda disfrutarlas.
Para Alba Aguilar, billetera y amiga de Diana, es la mejor cocada del mundo y merece tener un lugar especial para venderlas.
PRECIO
Las cocadas sólo cuestan B/.0.25 y tienen una duración de una semana en la nevera.
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