Juntos, en las buenas y las malas
Los días pasan, la situación permanece igual, a veces peor, pero la familia guarda la esperanza de días mejores. (Foto: Jesús Simmons / EPASA)

Rubén Polanco | DIAaDIA

Cambiaron de lugar, pero su realidad es la misma. La pobreza es notoria en este hogar, no hace falta preguntarlo.

Evelia Salazar de Chamí, una mujer de 40 años, que emigró hace 8 años junto a su hermana Doris, su cónyuge y sus hijos, de su lugar de origen, Boca de Cupe, Darién, en busca de mejores días, aún no ve la luz al final del túnel.

Viven en una pequeña casa de madera, en Altos de la Torre, Valle de Urracá. El piso está formado por varios tablones de madera, cuando llueve se le mete el agua, pues el techo está deteriorado.

Su cónyuge trabaja eventualmente, por lo que en ocasiones no hay dinero para comer; se le hace difícil llevar a sus hijos al hospital y constantemente sufren diarreas y resfriados por la humedad.

Tres de sus hijos están en la escuela, a los otros dos los cuida ella en casa. A la hora de dormir es toda una odisea. Hay una sola cama que no es de lo mejor. Allí, Evelia acomoda como puede a sus 5 niños. Ella, su cónyuge y su hermana duermen en el piso. Tienen una pequeña hamaca para dormir al bebé más pequeño en las tardes.

Para colmo, Doris, es ciega a causa de una alfombrilla que le dio cuando tenía 12 años. "Recuerdo que lo último que vi fue a mi padre cogiendo arroz en los campos de Darién, antes que me diera la alfombrilla", dijo esta mujer invidente de 58 años.

TERMINADA

Evelia desea terminar su casa para evitar la humedad y tener al menos una cama más cómoda.

Ciudad de Panamá 
Copyright © 1995-2006 DIAaDIA-EPASA. Todos los Derechos Reservados