Todos los días lo recuerda. A sus 74 años, Martina López viuda de Suira, se ha convertido en toda una experta preparando ensaladitas de mango y mamones, que son muy apetecidas por su clientela, que van hasta la entrada del colegio León A. Soto, en San Miguelito a comprarlas.

Esta simpática abuela, un buen día tomó la decisión de abandonar el pueblo La Estrella, de la provincia de Chiriquí, que la vio dar sus primeros pasos, para venir a la ciudad capital en busca de un mejor futuro para su familia.

Al tomar esta decisión, por allá por la década del 70, no se equivocó, pues inmediatamente encontró un buen trabajo como auxiliar de enfermera y después como instructora en el Ministerio de Vivienda (MIVI), donde alcanzó su jubilación.

En su vida personal también se considera afortunada al tener 5 hijos, 18 nietos y 12 bisnietos, producto de un feliz matrimonio que duró 49 años. Su esposo falleció hace seis.

Asegura que el éxito de su matrimonio se lo debe a la comunicación y a la compresión que tenía con su esposo David Suira, al que recuerda todos los días con mucho amor, porque fue un gran hombre y padre de familia.

A su edad se siente fuerte, pues puede trabajar todos los días y ganarse unos B

30.00, que le son de gran ayuda para la manutención de su hogar, porque la poca jubilación que devenga todos los meses no le alcanza para nada.

Aunque la tarea de vender ensaladas de mango parezca fácil, no lo es, ya que a las 5: 00 a.m. en punto, la abuela va al Mercado de Abastos a comprar todos los víveres que necesita para su negocio.

Por el momento se siente feliz, porque a su edad todavía tiene fuerzas para levantarse todos los días y salir a buscar el sustento diario, y a la vez le sirve para no quedarse todo el día en la casa sin hacer nada.

En tono bastante jocoso y con una gran sonrisa, la abuelita afirmó que mientras Dios le siga dando sus bendiciones habrá Martina para rato.

COLABORADORAS

Martina no hace sola su trabajo, pues cuenta con varias compañeras que la ayudan en la faena.