¡Feliz! Así está la maestra de preescolar Analida Barría por empezar a enseñarles a los chiquitines de la escuela de Hato Julí, ubicada en la Comarca Ngöbe Buglé, a donde fue enviada después de ser nombrada de forma permanente por el Ministerio de Educación (MEDUCA).
A su llegada al plantel, la educadora se puso a disposición de la directora Ana Aguirre y de inmediato se fue a visitar el cuarto que alquilaría a una de las indígenas que reside en el sector.
Aquella humilde casa de bambú y bloques no ofrecía mayores comodidades que un servicio de hueco lleno de moscas y un pequeño televisor blanco y negro.
Al preguntar por el baño, la dueña de la casa le respondió algo apenada que no tenían y que cuando se deseaba bañar tenía que ir a la quebrada.
Dicho esto, la maestra se quedó sin palabras. Daba la impresión de que se estaba imaginando cómo sería bañarse todos los días. A pesar de las incomodidades, la educadora se siente satisfecha, porque ya no tendrá que rogar más por una plaza de trabajo.