
La nicotina del cigarrillo se une a receptores en áreas específicas del cerebro, cambiando la cantidad y la sensibilidad de éstos.
La nicotina del cigarrillo se une a receptores en áreas específicas del cerebro, cambiando la cantidad y la sensibilidad de éstos.
La nicotina del cigarrillo se une a receptores en áreas específicas del cerebro, cambiando la cantidad y la sensibilidad de éstos.
La nicotina del cigarrillo se une a receptores en áreas específicas del cerebro, cambiando la cantidad y la sensibilidad de éstos.
La nicotina del cigarrillo se une a receptores en áreas específicas del cerebro, cambiando la cantidad y la sensibilidad de éstos.
La nicotina del cigarrillo se une a receptores en áreas específicas del cerebro, cambiando la cantidad y la sensibilidad de éstos.
La nicotina del cigarrillo se une a receptores en áreas específicas del cerebro, cambiando la cantidad y la sensibilidad de éstos.
Esta semana Panamá celebró el Día de No Fumar y entre las actividades que realizó el Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social estuvo las presentaciones en los medios de comunicación. Luego de participar en una emisora local, uno de los oyentes me dijo que consideraba que dejar de fumar era un acto de fuerza de voluntad y que no se requería tratamiento para lograrlo.
Definitivamente, la voluntad se fortalece frente a los retos, pero el consumo de cigarrillo se constituye en un síndrome de dependencia que se considera un trastorno relacionado con sustancias psicotropas, es decir que actúan sobre el funcionamiento del cerebro. Especialmente la nicotina del cigarrillo se une a receptores en áreas específicas del cerebro, cambiando la cantidad y la sensibilidad de éstos. Es por eso que resulta difícil dejar súbitamente el consumo de cigarrillo porque hay una dependencia a la nicotina que este contiene.
El diagnóstico de dependencia, de acuerdo a la Décima Clasificación de Enfermedades de la OMS, sólo debe hacerse si durante en algún momento en los doce meses previos o de un modo continuo se han estado presentes tres o más de los rasgos siguientes: a) Deseo intenso o vivencia de una compulsión a consumir una sustancia (en este caso el cigarrillo). b) Disminución de la capacidad para controlar el consumo, unas veces para controlar el comienzo del consumo y otras, para poder terminarlo o para controlar la cantidad consumida. En el caso del cigarrillo la necesidad de consumirlo en situaciones en las que se sabe que no puede hacerse por la legislación vigente, a pesar de las quejas de las otras personas o consumir un número superior de cigarrillos al que se había planeado. c) Síntomas somáticos (físicos) de un síndrome de abstinencia, que en el caso del cigarrillo incluyen irritabilidad, dolores de cabeza, sensación del cuerpo destemplado, entre otros; cuando el consumo se reduce o el consumo de cigarrillo con la intención de aliviar o evitar los síntomas de abstinencia. d) Tolerancia, de tal manera que, se requiere un aumento progresivo de la dosis para conseguir los mismos efectos que originalmente producían dosis más bajas (en el caso del cigarrillo, el individuo fuma cada vez más cantidad para lograr el efecto deseado de “apaciguar” el malestar de la abstinencia). Debo aclarar que en algunos casos, la persona no identifica sus síntomas de abstinencia pues crea un ritual de consumo con tiempos de “para”; por ejemplo no fumo durante el trabajo, pero sé que al ir al baño fumaré un par de cigarrillos, y por eso no presento ansiedad. e) Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones, a causa del consumo. Actualmente, con las leyes que restringen el consumo de cigarrillos en lugares públicos abiertos y cerrados, los consumidores, se privan de asistir a los mismos para poder mantener su frecuencia de consumo. Conozco pacientes que no pueden hacer viajes largos en avión, dado que en los aviones no se puede fumar y otros que han salido del hospital Santo Tomás, donde evidentemente no se puede fumar por ley, hasta la cinta costera para poder fumar un cigarrillo, interrumpiendo actividades de importancia f) Persistencia en el consumo de la sustancia a pesar de sus evidentes consecuencias perjudiciales, tal y como los daños a los dientes, el aliento, la garganta y todo el árbol respiratorio que produce el consumo persistente de cigarrillo, sin contar el aumento de riesgo de cáncer en diferentes partes del cuerpo y enfermedades del sistema cardiovascular (derrames, infartos).
Como ven, el consumo de cigarrillo se constituye en un trastorno de dependencia a nicotina (cumplen con los criterios diagnósticos) y es por eso que, resulta más fácil cesar el consumo con asesoramiento especializado.
Actualmente, el MINSA y la CSS están ofreciendo a las personas que desean dejar de fumar tratamiento que ayuda a que el proceso de deshabituación y reducción de la cantidad y sensibilidad de los receptores a la nicotina se dé sin que la persona tenga que pasar por desagradables síntomas de abstinencia y que pueda desarrollar las habilidades que eviten que tenga recaídas en el consumo. De manera general estos tratamientos duran 12 semanas, pues es el tiempo que se requiere para que los receptores de nicotina que todos tenemos y que en el fumador están aumentados en cantidad y sensibilidad vuelvan a niveles normales. Pueden usarse parches de nicotina u otra terapia de reemplazo de nicotina, antidepresivos que reducen la insidia o el deseo de consumir como el bupropion y medicamentos que se unen a los receptores de nicotina, reduciendo los síntomas de abstinencia e incluso el placer obtenido al fumar como la vareniclina. En ningún caso, sugiero usarlos sin un programa de cesación de fumar guiado por profesionales de la salud. Los estudios señalan que con la debida asesoría, los niveles de éxito en el proceso de dejar de fumar, son más altos.
Aprovechemos está oferta y unamos nuestra buena voluntad de dejar de fumar con apoyo farmacológico, sicoterapéutico, social y nutricional para lograr el éxito en esta empresa.