
Las personas madrugan para ir en busca de sus chances y billetes, pues a las 11:00 a. m. quedan los que nadie quiere.
FOTO: EVERGTON LEMON
Las personas madrugan para ir en busca de sus chances y billetes, pues a las 11:00 a. m. quedan los que nadie quiere.
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Las personas madrugan para ir en busca de sus chances y billetes, pues a las 11:00 a. m. quedan los que nadie quiere.
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Las personas madrugan para ir en busca de sus chances y billetes, pues a las 11:00 a. m. quedan los que nadie quiere.
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Las personas madrugan para ir en busca de sus chances y billetes, pues a las 11:00 a. m. quedan los que nadie quiere.
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Las personas madrugan para ir en busca de sus chances y billetes, pues a las 11:00 a. m. quedan los que nadie quiere.
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Las personas madrugan para ir en busca de sus chances y billetes, pues a las 11:00 a. m. quedan los que nadie quiere.
FOTO: EVERGTON LEMON
En cada esquina donde están los billeteros están las personas pululando, algunos hablan que sumaron, restaron y dividieron para sacar el número ganador.
Otros, en una esquina, contando sobre del sueño que tuvieron en la madrugada donde una voz del más allá le decía el número que iba a jugar en el primer premio. Tal es el caso que se fijan en el número de matrícula que tiene la carroza donde llevan al vecino para comprarlo.
Entre los números que más buscan las personas están del uno hasta al 31 que son las fechas de sus seres queridos, pero para la mala suerte y enojo de los compradores se topan con la noticia que para adquirir el número “correteado” tienen que comprar un “one two” con un número que ni suena ni truena en la esfera de los compradores.
Desde muy temprano salen a recorrer los tableros, otros hasta los tienen apartados y solo llegan donde el billetero a pagar. Hasta comentan que pisar el excremento de un perro antes del sorteo es sinónimo de mala suerte.
Pero cuando llega la 1:00 p.m. hora del sorteo el dolor de estómago, la pelea por el televisor, el radio a todo volumen y las cero interrupciones (pues son catalogadas de mala suerte) no hacen que los fieles compradores aparten su atención del sorteo.
Tanta es la desperación por salir de la pobreza que los miércoles, domingos y el último viernes de cada mes, que es cuando juega el Gordito del Zodiaco, se hace un tranque en la Ave. Cuba, específicamente donde está el edificio de la Lotería, pues las personas recorren los tableros de los billeteros con tal de buscar el ganador.
Ya en el mismo sorteo solo se escucha las “remas” de las personas para que salga “X” número. Algunos gritan de alegría al haber ganado, después de muchos meses de estar comprando ese número. En tanto otros, maldicen y vociferan que será la última vez que compran lotería, pero solo es cuestión del enojo del momento porque en los próximos sorteos regresan al vicio.
En casa, las personas sacan sus cuaderno y apuntan el sorteo, mientras vuelven a sumar, multiplicar y dividir para sacar el ganador del próximo sorteo. Pero si usted quiere ganar hoy recuerde que puede comprar por las decenas del 1, 3, 9 y cubrirse con el 9 que recomienda DIAaDIA.