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Esperan por ayuda
Johanna a veces no tiene ni para darle de comer a sus hijos. El pequeño Arnulfo tiene una infección en el ojo, pero tampoco hay plata para medicamentos. (Foto: ROBERTO BARRIOS / EPASA)

Milagros Murillo F. | DIAaDIA

Pasan páramos. El sueño de ser modelo se le convirtió en pesadilla a Johanna Armijo, de 24 años, quien hace cinco años llegó a Panamá con la promesa de que acá podría tener mejor futuro en el mundo del modelaje.

Tal fue su mala suerte que, junto a las otras siete jóvenes con las que vino en una lancha rápida, fue prácticamente encerrada en un apartamento de Calle 50, donde la realidad era que tenían que prostituirse. "Eso no me gustó y con otras tres muchachas nos volamos de allí". Sí, como pudieron escaparon y dieron aviso a la Policía de lo que ocurría. El hombre fue detenido y las muchachas deportadas a Colombia.

Al tiempo, Johanna conoció a un compatriota con quien se fue a vivir y tuvo dos niñas, pero cuando tenía un mes de embarazo de su tercer hijo con él, éste la golpeó, y para evitar el maltrato, ella volvió a escapar. Fue entonces cuando se inició el calvario, que parece no tener fin, la joven buscó ayuda en el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), donde la apoyaron y la enviaron a una fundación, luego le pagaron por cuatro meses el alquiler de un cuarto ubicado en El Futuro, San Miguelito, pero ha pasado más de un año y por falta de dinero se atrasó en el pago.

Johanna está desesperada; por no tener sus papeles de Migración al día, no puede trabajar, sus hijos se están enfermando, a veces no tienen ni qué comer. Tanta ha sido su desesperación, que cada día recorre las calles de la ciudad para pedir dinero y poder comprar desde alimentos hasta los pañales desechables.

La pobreza es evidente en el rostro de los niños, como también del pequeño cuarto que tienen que desalojar, porque no hay dinero para pagarlo. Allí sólo hay dos polifones en el piso que hacen de cama, una estufa y una televisión que no sirven, ropa que no hay dónde guardar y nada de alimentos.

NADA DE SU FAMILIA

Johanna perdió el contacto con su familia hace años. Su mamá vive en Puerto Berrío, Antioquia, y cuida de su hija mayor de siete años.

La niña de un año y cinco meses la tiene una señora en Capira, quien se ha encargado de atenderla.





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