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Le han cerrado todas las puertas
Franciskelly y su hijo comen gracias a una hermana de la iglesia, quien les da desayuno, almuerzo y cena todos los días. (Foto: ROBERTO BARRIOS /EPASA)

Jesús Simmons | DIAaDIA

¡Ayuda! Eso es lo que está pidiendo a gritos Franciskelly Mabel Araúz, de 23 años, quien reside en un cuarto de zinc, construido en un terreno del Banco Hipotecario Nacional (BHN), ubicado en El Diamante, Mano de Piedra, San Miguelito.

Un buen día el esposo de Franciskelly, quien está a punto de dar a luz y tiene un niño de tres años de edad, la dejó abandonada en el cuarto donde vivían alquilados.

En esa habitación estuvo hasta que los dueños la echaron porque no tenía dinero para pagar la renta. Con la ayuda de unos hermanos de la iglesia se mudó para el lugar donde está actualmente.

Una cama prestada, es la única posesión que tiene en el cuartito, ya que la nevera y la televisión se dañaron de tanta agua que les cayó. Y es que cuando llueve, todo el cuarto se moja, hasta la cama, por eso no le queda de otra que extender un pedazo de cartón en el piso de tierra y acurrucarse con su hijo.

Lo único que desea es una casa digna porque donde está, los vecinos la están echando porque el terreno es para la construcción de un parque para la comunidad.

Pese a esta cruda realidad, en la puerta de su casucha, funcionarios del Banco Hipotecario Nacional le pegaron una calcomanía en la que le aclaran que la casa es propiedad del Estado, por lo que si la violenta, está sujeta a pena de arresto.

A pesar de esta advertencia, sigue viviendo allí, ya que es lo único que puede ofrecerle a su pequeño hijo y al que aún no ha nacido.





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