
Un beso representa el gran amor que se tienen Edgardo y Lelia.
Fotos: EVERGTON LEMON
Un beso representa el gran amor que se tienen Edgardo y Lelia.
Fotos: EVERGTON LEMON
Un beso representa el gran amor que se tienen Edgardo y Lelia.
Fotos: EVERGTON LEMON
Han vivido juntos innumerables historias.
Edgardo le llevó galletas a su amada.
Un beso representa el gran amor que se tienen Edgardo y Lelia.
Fotos: EVERGTON LEMON
Han vivido juntos innumerables historias.
Edgardo le llevó galletas a su amada.
Un beso representa el gran amor que se tienen Edgardo y Lelia.
Fotos: EVERGTON LEMON
Han vivido juntos innumerables historias.
Edgardo le llevó galletas a su amada.
Un beso representa el gran amor que se tienen Edgardo y Lelia.
Fotos: EVERGTON LEMON
Han vivido juntos innumerables historias.
Edgardo le llevó galletas a su amada.
Un beso representa el gran amor que se tienen Edgardo y Lelia.
Fotos: EVERGTON LEMON
Han vivido juntos innumerables historias.
Edgardo le llevó galletas a su amada.
Edgardo conoce muy bien a su amada, por eso al visitarla ayer en el asilo Los Años Dorados le llevó galletas sorbeto. La avanzada edad de ambos hizo que sus cinco hijos decidieran repartirse las obligaciones y que cada uno se dedicara a sus cuidados, pero los médicos diagnosticaron que Lelia padece de alzhéimer, por eso está internada en ese lugar.
El 3 de junio de 1938, a las 3:00 p.m., en la catedral de la ciudad de Colón, Edgardo y Lelia decidieron casarse ante la presencia de Dios para así pactar su amor, que es hasta que la muerte los separe. Un día antes de la fecha lo habían hecho por lo civil.
Esta pareja se conoció en esa provincia cuando eran niños, ella estudiaba en la escuela Pablo Arosemena, que era un centro de estudios para niñas, y él en la escuela República de Uruguay, que era para varones. Edgardo recordó que enamorar a Lelia no fue fácil, le gustaba verla al pasar por las calles y, aunque en un principio no le hacía caso, él fue astuto y empezó a ganarse el cariño de los padres de ella, hasta llegar a su actual amada.
Poner el amor de pareja en las manos de Dios es el consejo que les dan a los jóvenes, pues su historia refleja que ni siquiera el alzhéimer ha sido impedimento para amarse. Ella lo recuerda bien a él, y él sabe siempre que ella es su gran amor.