¿Dónde estaba Dios cuando las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono fueron atacados?
Bueno, quiero decirles que yo sé dónde estaba Dios la mañana del 11 de septiembre del 2001: Él, nuestro Dios, estaba muy ocupado.
Estaba distrayendo a las personas que pensaban tomar esos vuelos de las aerolíneas American y United. Los cuatro aviones juntos tenían capacidad para 1.000 pasajeros, y esa mañana solo viajaban 266.
Dios estaba a bordo de los cuatro aviones, dando calma a los aterrorizados pasajeros en cada avión. Ninguna de las familias que recibieron las últimas llamadas por celular de sus seres queridos, desde los aviones, ha dicho que escucharon gritos de ellos.
Dios estaba muy ocupado, creando obstáculos para miles de empleados de las Torres Gemelas para que no llegaran a aquella hora. Después de todo, sólo 20.000 personas estaban en las Torres cuando el primer avión se estrelló. En los dos edificios juntos, trabajaban cerca de 50.000.
Después, Dios estaba sosteniendo, con sus dos manos, las torres de 110 pisos para que miles de personas tuvieran tiempo de escapar. Cuando las paredes se derrumbaron, lo hicieron hacia abajo y no hacia los costados. Si las torres hubieran caído de costado, habrían arrasado más de 20 cuadras a la redonda.
Y cuando las torres se derrumbaron… Dios abrió los brazos y recogió a 6.000 de sus hijos y los llevó con Él al cielo, repitiéndoles una y mil veces, “lo peor ya pasó; ahora estáis conmigo, no sufráis, porque a mi lado gozaréis de vida eterna”.
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