Cada vez están más cerca de los poblados y áreas residenciales. Sus tentáculos siguen atrapando más clientes, sin importar la edad. Eso es lo que se percibe.
Se trata de los hospedajes de ocasión, mejor conocidos como "push bottom", casas de cita o residenciales.
Hace un par de décadas, estos sitios estaban alejados de las comunidades, pero hoy prácticamente han quedado en el centro de algunas barriadas, cercanos a escuelas y a escasos metros de iglesias. Su proliferación parece incontrolable.
Para los profesionales de la sociología, la psicología y la pedagogía, la presencia de estos locales incide en el comportamiento de los adolescentes, pues despierta en ellos la curiosidad y el morbo, aunado a una deficiente educación sexual por parte de los propios padres y docentes.
Prueba de ello han sido los últimos casos registrados en Panamá Oeste y Colón, donde estudiantes uniformados han sido encontrados en varios "push bottom".
Ya los hay en las diversas cabeceras de provincias, incluso en Penonomé, donde la población altamente conservadora se opuso por muchos años a la instalación de uno de ellos.
A ellos se suman las pensiones, que ahora también se han convertido en sitios de ocasión donde se paga por horas o por días.
DIAaDIAles presenta un reportaje a profundidad sobre los push bottom y pensiones por dentro, cuánto aportan a los municipios, cuáles son las normas que deben cumplir, la generación de empleos, los métodos de limpieza, las medidas de seguridad y los costos; además de los análisis sobre el tema de un sociólogo, psicólogo educativo, un psicólogo clínico, un sacerdote, un sexólogo, una directora de escuela y el propietario de un push bottom.
SUGERENCIAS
En cada cuarto debe colocarse, en un lugar visible, dos condones de látex que tengan el registro sanitario vigente.
En cada habitación, debe haber letreros o anuncios con mensajes de prevención de embarazos, infecciones de transmisión sexual y el SIDA.
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