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Óscar de la Hoya tiene un fuerte rival para noquear

Ricardo Archibold Méndez | DIAaDIA
De la Hoya se dio a conocer en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, donde ganó la medalla de oro en su categoría, lo que le valió el apodo de "Golden Boy".

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol y la droga causan más muertes que el sida, la tuberculosis y la violencia en todo el mundo.

Lo más triste de ese caso es que destruye su vida familiar, social, laboral, entre otros factores.

Bajo este espectro, y debido a la presión social, la OMS explica que el nivel sociocultural, los complejos que tienen los hijos y la falta de diálogo familiar en el hogar, hacen que, de cierta manera, la mayoría de las personas estén a merced del uso de estas sustancias.

Para muchas personas, según esta organización, trabajo significa productividad, disciplina, responsabilidad; mientras que droga y alcohol implican divertirse, ser espontáneo o actuar irresponsablemente, se pierden los valores morales, además afecta a terceras personas, según la OMS.

Ese parece ser el caso del ex boxeador profesional Óscar de la Hoya, quien en estos momentos se encuentra en un centro de rehabilitación por el consumo de drogas y alcohol en California.

De la Hoya prometió noquear a su adicción al alcohol y a las drogas y además prometió que se levantará de la lona.

Lo importante en este episodio de su vida es que ya se subió al cuadrilátero para enfrentar al peor de sus rivales, al que solamente piensa noquear para salir adelante junto a su familia.

Lo que hay que destacar de este ex campeón mundial es que reconoció su adicción, y se ha sometido a un tratamiento.

Este no es único caso en el boxeo mundial, aquí tenemos un vivo ejemplo, el del ex campeón mundial de los pesos moscas, el panameño Hilario "El Bujía" Zapata, quien también luchó por muchos años con el alcohol y la droga.

Zapata, en sus mejores momentos, consiguió fortuna y fama con sus puños, las que irónicamente fueron su perdición: "La gloria me derrumbó, me volví loco con la fama. Me creí Dios y que podía ayudar a todos. Me vinculé con muchas personas que, en vez de ayudarme, contribuyeron a mi destrucción; me alejé de las personas que realmente querían ayudarme", así se expresó Zapata.

El ex campeón mundial argumentó que llegó a perder todos los valores éticos y morales, lo que lo llevó a un grave desorden de personalidad.

El duro golpe de las drogas lo noquearon, lo llevó a perder el juicio y llegó a agredir a su propia madre y a deambular por las calles buscando su sustento en los tinacos.

"Es fácil entrar en el mundo de las drogas; difícil salir. Sólo lo logran los valientes y las personas que confían en Dios. Hay que desarrollar una filosofía para descubrirse a sí mismo, quién soy, cómo empezó todo", nos agrega.

Zapata cuenta que cuando estaba en su problema de adicción, intentó conseguir la luz que lo sacara del oscuro túnel y siempre pensaba en los demás, que debía recuperarse por su madre, hijos y la gente de Panamá, pero no por él mismo y así nadie se cura.

Este es un mensaje para todos los boxeadores panameños que en estos momentos están disfrutando de la fortuna, que no dejen que la gloria y la fama los lleven a la perdición.





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